Mielopatía Cervical

Mielopatía Cervical Tratamiento

Cervical MyelopathyLa mielopatía cervical espondilótica se define como una compresión de la médula espinal cervical debido a los cambios degenerativos en la columna cervical.

Cirugía mielopatía cervical

Abordajes quirúrgicos anteriores y posteriores pueden realizarse como tratamiento quirúrgico para la mielopatía cervical.
La descompresión cervical anterior se puede realizar, dependiendo de la severidad del caso, a través de varias discectomías y realizando postetiormente una artrodesis cervical (link). En casos seleccionados se puede hacer una corpectomía en uno o más niveles con injerto de hueso del paciente (cresta ilíaca o peroné).
Para todas las técnicas quirúrgicas, se requiere una selección rigurosa de los pacientes y una descompresión precisa del canal para que se dé una mejoría neurológica. Es importante mencionar que las complicaciones perioperatorias pueden ser importantes en este grupo de pacientes de alto riesgo con mielopatía cervical espondilótica, pero con una atención cuidadosa, una técnica meticulosa y experiencia quirúrgica se podrán lograr excelentes resultados. Además, nuestro grupo recomienda en general el control perioperatorio mediante neurofisiología para mejor control del estado de médula espinal como de raíces nerviosas.

 

Frecuencia de segmentos que pueden ser afectados

C4-C5: 2%
C5-C6: 19%
C6-C7: 69%
C7-D1: 10%

Diagnóstico mielopatía

Rayos X (radiología): se pueden mostrar signos de espondilosis cervical, pero no se puede confirmar la mielopatía.
Tomografía Computarizada (CT): es más exacta cuando se centra en la cantidad de compresión de la médula, ya que es mucho mejor que una resonancia magnética en la evaluación ósea.
Resonancia Magnética: es el método de elcción para los pacientes con mielopatía cervical. Además de dar una evaluación del grado de estenosis del canal espinal, la Resonancia Magnética puede identificar mielomalacia o lesiones medulares (mielopatía).

¿Cómo se produce la mielopatía cervical?

Debido al envejecimiento de los discos vertebrales y, más adelante, a la pérdida de altura y a la sequedad de los mismos, se genera una reducción en el diámetro del canal espinal y una compresión de la médula espinal. De esta manera se generan los osteofitos, que consisten en calcificaciones que sobresalen de los bordes de las superficies de los cuerpos vertebrales, lo que produce compresión ventral de la médula espinal. Los síntomas se presentan cuando el canal espinal se reduce al menos en un 30%.
Por otra parte, el movimiento normal de la columna cervical puede agravar el daño de la médula espinal debido a la compresión mecánica directa. Durante la flexión, la médula espinal se estira, y se estira sobre los osteofitos posteriores. Durante la extensión, el ligamento amarillo ya calcificado provoca una reducción de espacio disponible para la médula. Con el tiempo, la falta de flujo sanguíneo causa isquemia de la médula espinal y, por lo tanto, se desarrolla la mielopatía.

Síntomas de la mielopatía cervical

Los síntomas de esta enfermedad se caracterizan por una disminución lenta, con signos de empeoramiento de trastornos de la marcha, debilidad, alteraciones sensoriales y por lo general algún grado de dolor. A menudo, el diagnóstico puede hacerse en base a los hallazgos de la historia clínica de los pacientes, el examen físico y con radiografías simples, pero es necesario someterse a una resonancia magnética para una confirmación completa.
Los síntomas leves sin claras manifestaciones de trastornos de la marcha o reflejos patológicos no requieren tratamiento quirúrgico, pero los pacientes con mielopatía demostrable y compresión de la médula son los candidatos más probables para que se les realice la cirugía.
Los principales síntomas clínicos de la mielopatía y radiculopatía cervical espondilótica incluyen principalmente:
– Dolor en el cuello o en los brazos.
– Trastornos de sensibilidad
– Trastornos motores (incluyendo la incapacidad de los movimientos finos).
Clínicamente, los casos de mielopatía predominantemente muestran debilidad de las extremidades inferiores, dificultad en los movimientos finos (la coordinación de los movimientos musculares pequeños) y trastornos de la marcha. Por el contrario, la presencia de dolor radicular sin la participación de las piernas sugiere una radiculopatía cervical, que es una disfunción de la raíz nerviosa de la espina dorsal cervical, también conocida como nervio pinzado.

Fuentes:

Dr. Vicenç Gilete, Neurocirujano & Cirujano Columna.

Capitulo 381, páginas 3765-3775. Neurosurgery volumes III. Edited by Robert H. Wilkins and Setti S. Rengachary. McGraw-Hill.

Capítulo 3. Handbook of Neurosurgery. Mark S.Greenberg, Seventh Edition. Thieme

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